sábado, 23 de abril de 2016

EL HUANDOY Y HUASCARAN (ANCASH)


LEYENDA DEL HUANDOY Y HUASCARAN

Hace muchos años, una poderosa tribu se asentaba en las faldas de la cordillera. Era gobernada por un cacique benévolo.
El cacique deseaba que su hija Huandi se casara con un monarca del reino vecino, pero la princesa mantenía amores secretos con Huáscar, uno de los más apuestos soldados de la guardia.
Una noche, la princesa fue a encontrarse con su galán, pero fue descubierta por uno de los servidores, que dio parte de este hecho a su señor.
Encolerizado el monarca, ordenó que fuera llevada ante él.
- Te prohíbo que ames a este hombre. Nunca más volverás a verlo – le dijo.
Los dos jóvenes decidieron salvar su amor y se fugaron. Pero pocos días después, fueron aprehendidos y llevados ante la presencia del cacique, de cuyos labios escucharon el castigo.
- ¡Átenlos a la cumbre más alta! – exclamó – No merecen mi perdón.
La princesa y su amado fueron atados frente a frente, en unas rocas que se encontraban en las cumbres más altas. Ahí sólo recibieron la inclemencia del frío y la nieve.
El sufrimiento les hizo derramar lágrimas en abundancia. Pero un día, el dios de los Huaylas se compadeció de ellos y los convirtió en dos soberbios nevados, que se levantaron desafiantes por encimas de las cordilleras.
La bella princesa Huandi quedó transformada en el Huandoy. Y el apuesto joven, en el Huascaran. Las lágrimas de los jóvenes dieron origen a numerosos torrentes que formaron hermosas lagunas, como la de Llanganuco, que se extiende a los pies de la cumbre más alta del Perú.
Y allí permanecerán siempre, como un eterno símbolo de amor imposible

fuente.http://www.cuentosdedoncoco.com/2010/08/la-leyenda-del-huascaran-y-huandoy.html

LEYENDA DE GANCHZCOCHA

En aquellos tiempos, nacieron dos hermosos gemelos de una mujer tonta. Pronto crecieron y se hicieron hombres. Pero aparecieron unos monstruos con figura humana que vomitaban fuego, y los mataron. El padre los volvió a la vida y para salvarlos de peligros futuros los trasformó en serpientes. Las serpientes eran hermosísimas, y se fueron a vivir lejos. La más grande que era hembra se fue a la laguna de Ganchiskocha, y la otra que era pequeña y macho a la laguna de Yanakocha. Todo esto sucedió en el Valle de Konchukos.
Un día las serpientes sintieron demasiado hambre y salieron en busca de alimentos. Empezaron a arrastrarse por la tierra, como sus cuerpos eran gigantescos hicieron gran estruendo y las montañas y quebradas se estremecieron, y de ese movimiento nacieron nuevos valles. Al llegar al primer montón de piedras que los viajeros habían hecho en una montaña, y encontrarlo destruido, pensaron que los hombres eran malos, entonces decidieron devorarlos. La serpiente hembra dijo:

-En las mañanas me alimentaré en Chakas, en el mediodía en Piskobamba y en la noche en Yungay.
La serpiente macho a su vez prometió:
-En las mañanas comeré en Kasqa, a mediodía en Kurayaku y en la noche en Pasakancha.
Los habitantes de todos esos pueblos no sabían que el exterminio los amenazaba. 

Cuando hayamos devorado a todos, juraron al mismo tiempo, nos juntaremos para dar la vuelta al mundo. Cruzaremos la Cordillera Blanca y Negra. Pero apenas comenzaron su labor destructora, el dios Wirakocha se indignó e intervino. Les disparó sus rayos, y las serpientes se convirtieron en rocas agudas de color azul. Sus cabezas se salvaron de la catástrofe. De ellas están creciendo nuevos cuerpos de serpientes. Cuando se hayan desarrollado definitivamente, en el Valle de Konchukos renacerá la vida y el mundo será como en el comienzo. Las dos serpientes se convertirán en hombres-dioses. Estos crearán una nueva sociedad donde los hombres serán libres y no habrá injusticias.

http://leyendas-peru.blogspot.pe/2015/03/ganchzscocha.html

EL VENADO ENCANTADO DE CARCAS


En Carcas, pequeño poblado del distrito de Chiquián en la provincia de Bolognesi, hay un cerro llamado Huanya. En su interior duerme un fabuloso tesoro que los incas ocultaron a la codicia de los españoles. El Dios Sol decretó que un venado corpulento, de hermosa piel y cuernos relucientes, debía tener la eterna misión de cuidarlo.
Desde entonces, el bello animal ronda por los parajes de ese lugar, no permitiendo que nadie llegue a descubrir la entrada de la caverna. Pero el demonio una vez estuvo a punto de dar con ella. Y por eso, el fiero venado, emprendió contra él una lucha feroz y sin cuartel. En las crudas épocas del invierno, cuando la tierra se cubre de una melancólica neblina, y el rocío cae tristemente de las hojas, la lucha se torna más encarnizada. Durante las noches lóbregas y heladas, el cerro se estremece ante el fragor de la pelea cruenta, fragor que apaga el estrépito de las torrentosas aguas de los tres arroyuelos que surcan el lugar. Pese a la ferocidad del demonio, el bizarro guardián de piel brillante y astas erguidas, logra derrotarlo, y el enemigo vencido aumenta el caudal de uno de los arroyuelos.

Una vez, dos cazadores habían seguido los rastros de un venado. Después de una fatigosa caminata, habían llegado a la boca de una cueva a cuyo interior se dirigían las huellas. Entraron alumbrandose con una antorcha y a su luz vieron esqueletos humanos, potes y otros objetos de alfarería. Temerosos abandonaron la tenebrosa caverna. En el interior, al emprender el regreso a sus chozas, uno de ellos resbaló y al incorporarse apoyándose con las manos en el suelo remojado por las lluvias, descubrió una galería subterránea. Al hurgar en ella, advirtieron que estaba llena de alhajas de oro y piedras preciosas. Quisieron cargar con la riqueza, en eso, al divisar por el campo, vieron a un venado de singular gallardía, pero ni se les ocurrió cazarlo. Anduvieron por los alrededores en busca de un burro para cargar a sus casas la fortuna, pero con mala suerte. Entonces, fueron al sitio donde habían encontrado la galería, con la intención de llenar sus alforjas con las joyas, mas no pudieron dar con ella. En la búsqueda desesperada se perdieron, y nadie supo de ellos. El venado que había divisado anteriormente, y que no era sino el celoso guardián de la gigantesca riqueza, los había convertido en dos arroyuelos que empezaron a correr junto al que ya existía, el cual se había formado por la transformación de los demonios a quienes el bizarro animal, había vencido en anteriores jornadas.

Fuente: Leyendas Ancashinas, Marcos Yauri Montero.























































































































































































































































































































































































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